23 de septiembre de 2009

El plan dietético de Joshua y Kamila: Tercero de la serie Puerto Rico- Puerto-Obeso


¿Cómo se instrumenta el régimen dietético de papi y mami entre el ritmo de trabajo de ambos y las horas de ocio? ¿Cuáles son las condiciones suficientes para que el plan se organice y se cumpla?
En cuanto al chaval, ¿tendrá él otros gate keepers entre sus pares, durante las horas escolares? ¿Qué papel juegan sus deseos de identidad en la formación de otros gustos alimentarios? ¿Qué papel juegan las opciones de comida en la escuela, más allá de la cafetería?
   A corto plazo, el matrimonio cree que puede manejar el cambio. Coordinarán las tardes de los martes y jueves para el gimnasio e irán a la cama algo más tarde, para preparar las comidas del régimen del día siguiente.
   Persuadidos por la nutricionista familiar, toman en serio la teoría de los “gate keepers” para acercar pedagógicamente a Gabriel: si practican actos alimentarios correctos, se convertirán en vectores de valores alimentarios ejemplares frente a Gabriel Conscientes de que el éxito de los gate keeper es también un asunto de mímesis, quieren motivar a Gabriel, con tacto, pero con firmeza, y le invitan a compartir más el evento de la compra de alimentos y la confección de platos en casa.
Padre y madre, además, deciden hablar – ¡por fin!- con Vilma, la maestra de educación física. En las reuniones de padres y maestros Kamila y Joshua procuraban informarse con todas las maestras sobre el progreso académico de Gabriel. Con todas menos con Vilma, porque en el liberalismo de Joshua no entraban, como él decía- las machúas. Pero a regañadientes tuvo que aceptar la sentencia de Kamila “
       -Si de veras te quieres meter en esto, tendrás que tolerar el lesbianismo.
En un fin de semana, con el plan de la nutricionista a mano, elaboraron una secuencia de menús para comer en casa, todos redactados con la intención de que las porciones mayores de los servicios fueran de origen vegetal. Incluso fueron tan rigurosos que establecieron estrategias que llamaron “de defensa”, para cuando, por alguna circunstancia, tuvieran que optar, sin remedios, por comer fuera. Por último, coordinaron un calendario de compras.
Hasta aquí todo va bien. Es la buena intención.
En el próximo post veremos las fuerzas que comienzan a operar sobre la voluntad dietética y las buenas intenciones.